En
un pueblo de la Comunidad Valenciana ocurrieron estos hechos cuya
noticia llegó hasta el periódico. A mí me lo contó alguien del mismo
pueblo.
Cinco chicos se reunieron en una vieja y solitaria casa abandonada
en mitad de tierras de huerta con el fin de hacer espiritismo.
Lo prepararon todo, comenzaron, y como en cada sesión que se precie,
uno de ellos, el portavoz, hizo la cuestión de inicio: "Si hay alguien
que te moleste aquí, dinos quien es y se irá".
El vaso indicó dos nombres, los dueños de los nombres se miraron
sorprendidos y se despidieron de los otros tres. Volverían al pueblo
caminando. Ya se verían más tarde.
Dejaron a los otros tres con su sesión de espiritismo y conversaron por el camino.
Cuando llevaban unos cien metros andados escucharon un ruido y se
giraron: la casa caía derrumbándose sobre los tres chicos que se habían
quedado en la sesión espiritista.